22 de julio de 2011

SIETE DIAS STAT
Un lunes que con el paso de las horas se convierte en viernes. La jornada de trabajo floja, y mientras el cielo se nubla, aparece compañía inesperada; el vino y la plática consumen el tiempo mientras una luna llena espía por entre las nubes. El tinto es el preludio de un sueño entero y confortante que convierte el martes en un día energético, la brisa ayuda a mi remo a tocar la orilla que espera bajo un sol nebuloso que abrasa mi piel. Tarde de parque, niños, juego, bullicio hace que me premie con un miércoles tranquilo y muy personal; pero todo tiene su precio y el jueves se convierte en el día de acción, todos esos robots que se tragan mi pensamiento mientras mi mandíbula se ocupa de la tinaja de palomitas. Y llega el fin de semana, la casa se llena de amores lejanos, platicas interrumpidas, risas y regaños que se extrañan, el consejo de una madre, el reclamo de los hijos, los aromas del recuerdo y todo vuelve a fluir; domingo, hora de decir adiós y seguir adelante.