20 de junio de 2011

CIRCUNSTANCIAS

Algo salio mal. Desde el primer instante que Hassam abrió los ojos al mundo. Todo aquel ajetreo en el
hospital, ellos creen que no duele, pero el llora, llora de dolor; al sentir su cabeza oprimida, tanto por los huesos pélvicos de su madre, que como vaticinando el futuro se niegan a darle paso, como por aquellos fierros retorcidos que el doctor usa sin piedad oprimiendo su cabeza.

Desde sus primeros dias en casa supo que no era bienvenido, la cara parda y acartonada de su madre, la falta del abrazo o la caricia; y su llanto frenético que no despertaba el interés por cambiarle los panales rebosantes de caca o arrimarle una teta a esos pequeños labios desesperados por la humedad de esa leche tibia que brotaba a borbotones desperdiciados, haciendo que se ahogara entre la lucha por tragar y respirar al mismo tiempo cuando tenia oportunidad de saborearla . Cansado dormitaba entre sabanas sucias con olor a vomito agrio y orines acumulados.

A los cuatro años, Hassam daba la estatura y complexión de un mocolete de apenas dos, flacucho y con los pelos desparpajados, con la ropa sucia y aquellos zapatos que parecían hacer muecas a quien se parara enfrente. Motivo para sonreír, ninguno. Siempre ocultándose por los rincones, tratando de evitar que su madre le echara ojo y desquitara cualquier furia contenida contra su pequeño cuerpo que ya presentaba marcas de hebillas, cucharones y cualquier cosa que pudiera estar al alcance de la mano de su madre, mientras el bulto de su padre se presentaba como mudo testigo indiferente

Con permiso de apartarse un poco de la casa, claro, condicionado a que fuera no más lejos del establo, el chiquero o el granero, Hassam se empino en las tareas interminables que le asignaban. Como disfrutaba hacer enojar a los marranos jalando sus colas, o quebrar los huevos a medio empollar y oír el canto lastimero de las gallinas que parecían mostrar mas entraña que su propia madre. A sus diez años, Hassam había desarrollado algo extraño, podía sonreír en su mente, pero su rostro era incapaz de reflejar el sentimiento.

Debido al duro trabajo físico, aquel cuerpo fifirucho fue tomando tono, aunque flaco y bajito, Hassam contaba con una fuerza superior a la de cualquier muchacho de 14 años. Su abdomen ya marcaba y sus bíceps se inflaban de manera impresionante cuando imprimia fuerza a alguna de sus tareas, que vale decirlo, siempre fueron extraordinariamente pesadas para un niño común y corriente. Pero en Hassam ya todo era bocado comido. Acostumbrado a la mala vida, al maltrato y desamor, volcó toda su fuerza y su mente en crear un mundo propio.

Los animales de su pequeño mundo no se inmutaban, cada día, cuando llegaba la hora de descuartizar a un marrano, jalar las ubres de la vaca de una manera inhumana o degollar una gallina, Hassam experimentaba un dejo de frustración, en realidad aquellos seres no le temían, ni le obedecían, simplemente seguían el camino trazado por la naturaleza misma. Hassam empezó a sentir el vacío, algo que despertó en el la necesidad de ir un paso adelante y salir al mundo. A los dieciocho desperto de ese letargo. Corrió a casa aun con el trinche de la paja en sus manos. Encontró a su padre sentado desenfadado frente a su plato de asado, no dio tiempo a treguas, el golpe fue certero y el trinche se enterró hasta el fondo salpicando de escarlata el rostro de su madre, que con los ojos desorbitados se aferraba al tortillero que llevaba en sus manos, no dijo palabra, solo sintió el frío del cuchillo de mesa que rasgaba su cuello de tajo. La sangre tibia baño su brazo. Hassam saco su pañuelo del bolsillo y limpio su frente. La adrenalina corría por todo su cuerpo.

Hassam se alejo de su casa con paso firme, con una motivación nueva fue a buscar su mundo, y por primera vez, la sonrisa de su mente se reflejo en sus delgados labios.

4 comentarios:

  1. felcidades mi claudis!!!! que padre que ya tienes tu blog, seremos implacables, jajajjaja


    LORENA R. ESCARPITA
    .....FOTOGRAFIA PROFESIONAL.......

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  2. hola Claudia, te felicito por atreverte y por darme la oportunidad de ver nacer a una escritora,
    leì algunos de los cuentos y me gustaron, pero no veo a la Claudia real,
    deschongate, se tu misma, pon el corazòn en ello, no te preocupes tanto
    si utilizas la palabra correcta o no, si està bonito o no, se tu misma,
    desnuda tu alma porque tienes mucho que decir,
    Besos

    Sonia

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  3. Estoy orgullosa de tí, Claudia. Has dejado cosas atrás pero ganado terreno en el espacio literario, y si esto es en dos meses, imagínate cuando acabes tu novela! Tienes mi apoyo incondicional así como mi absoluta admiración, por tu literatura y por tu persona, tan peculiar y transparente. Un abrazo, nos vemos el viernes ;)

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